El viento que arrasa, de Paula Hernández

Ezequiel Obregón
Leedor
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2 min readNov 16, 2023

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La transposición de la novela homónima de Selva Almada pudo verse en la última edición del Festival de Mar del Plata, en donde se hizo acreedora de varios premios independientes. Se estrena este proximo 21 de marzo.

Leni (Almudena González) viaja junto a su padre, el reverendo Pearson (Alfredo Castro), más por obligación que por necesidad de acompañarlo. Más parecido a un sofista que a un religioso, la lleva consigo en su “función evangelizadora” por el interior profundo de la Argentina. El viejo auto que usan termina -con bastante lógica- en un taller mecánico atendido por un mecánico (Brauer, compuesto por Sergi López) y su hijo, Tapioca (Joaquín Acebo). Tanto la novela como la película concentran su dramatismo en ese encuentro, que se hace cada vez más tenso a medida que Pearson intenta imponer mediante diálogos poco correspondidos la cuestión religiosa. Lo que encuentra del otro lado es desprotección disfrazada de rusticidad; la respuesta que encontró Brauer para sobrellevar una vida de esfuerzo y escaso bienestar.

Una de las grandes habilidades de esta transposición consiste en condensar en imagen las múltiples presiones internas que siente cada uno de los personajes. Si bien resulta más sencillo empatizar por los adolescentes (cada uno inmersos en el contexto a los que, de algún modo, los ha condicionado el mundo adulto), el relato también profundiza en las carencias de los dos padres.

La película de Paula Hernández cuenta con una serie de virtudes que hacen de lo poco, mucho. En primer lugar, la elección de un casting inobjetable para cada uno de los intérpretes. En segundo lugar -casi como correlato del primer hallazgo- una atinada elección de locaciones, alejadas del pintoresquismo y concentradas en contraponer la presencia de estos cuatro seres frente a un espacio hostil y de grandes distancias. Para lo cual la directora contó con una estupenda fotografía a cargo de Iván Gierasinchuk, que parece retratar a los rostros como si fueran paisajes enteros, acompañándolos en un viaje que es más interior que exterior hasta un final luminoso y con aspiraciones de libertad.

Esta nota se escribió durante el Festival de Mar del Plata 2023.

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Ezequiel Obregón
Leedor

Escribo sobre cine, teatro y literatura. Cuenta de Medium para Leedor.